El pasado 25 de enero de 2020, el RB Leipzig se hizo con uno de los jugadores más cotizados fuera de las grandes ligas. Su nombre era Dani Olmo, había dominado el fútbol croata en el Dinamo de Zagreb, venía destacando en las selecciones inferiores de España y llegaba a un equipo en el que lo tenía todo para destacar como mediapunta o extremo en cualquiera de los sistemas utilizados por Julian Nagelsmann. Entre sus cualidades, su gran habilidad para jugar entre líneas, su control de balón, su último pase y su capacidad goleadora.
Sin embargo, sus primeros meses no fueron fáciles. El español necesitaba tiempo para adaptarse al país y a las ideas del técnico alemán, mientras Timo Werner, en sus últimos meses como jugador del club, era el líder ofensivo. De ser el jefe en Zagreb, Olmo pasó a tener que asimilar su rol y su papel en la maquinaria germana. Los datos desde que llegó hasta el final de temporada reflejaban un margen de mejora notable en todo lo relacionado con la intervención, la participación y la construcción del juego.
Y precisamente ese margen de mejora se ha ido notando en su aclimatación al equipo y su mayor comodidad dentro de todos los procesos que el Leipzig lleva a cabo con el balón. Con mayor libertad para asociarse con sus compañeros, Dani Olmo ha ido acercándose al nivel que se le presupone, como buen mediapunta de escuela española, con una calidad técnica y una toma de decisiones de primer nivel. Olmo pierde menos de la mitad de balones que la temporada pasada, aumentando su participación en la construcción y su agresividad en el último pase y el regate, un crecimiento que se ha consolidado en la Selección Española, donde parece cada vez más importante en los planes de Luis Enrique.
No obstante, este crecimiento como ‘playmaker’ del RB Leipzig se ha quedado algo incompleto por su faceta goleadora, en la que ha anotando únicamente tres goles en lo que llevamos de temporada, en un contexto de escasez goleadora en una plantilla en la que su máximo goleador suma seis goles. Un apartado en el que su entrenador incidió hace un par de meses. «Olmo aún puede trabajar su amenaza de gol. A veces retiene demasiado el balón y se empecina en marcar. Que es muy bueno lo saben todos, pero no tiene que demostrarlo en todo momento. La simplicidad es a menudo la genialidad.»
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