Semifinalista de la última Eurocopa y llegando a la Final Four, incluyendo una final, de las dos últimas ediciones de la UEFA Nations League, España llegó al Mundial con la sensación de hacer todo lo posible como equipo para ganarse oportunidades de competir contra selecciones de mucho mayor talento individual. El debut ante Costa Rica prometió un ritmo de juego y de pase tan alto como para camuflar sus problemas de regate y calidad en el remate, pero sus posteriores partidos y el desenlace contra Marruecos apagaron la llama del debut.
En Driblab nos hemos propuesto dar respuesta al argumento más utilizado en los posteriores análisis, de los ha que derivado un debate sobre la vigencia y validez del estilo de juego de la selección española y del tipo de futbolista que forman las academias en España. Más allá de eso, es un hecho que a España se le volvió a atragantar un tipo de partido concreto, donde, en ausencia de espacios, no puede crearlos desde el pase y su plan B o no aparece o no funciona.
Para explicarlo, hemos reunido el historial de partidos de España desde que lo entrena Luis Enrique, en concreto desde la UEFA Nations League de 2020 (los últimos 32 partidos oficiales en total), para ver cómo ha ido evolucionando la relación entre el número de pases y la forma de traducir esa posesión tan continuada en peligro real (tiros, pases al área, centros completados, pases realizados de media por cada tiro o goles esperados en jugada en cada partido). El resultado es significativo, por el desgaste que se evidencia y por aparecer un punto de inflexión muy concreto.

Comenzando a encontrar lecturas entre la frescura de los inicios y el deterioro de la última etapa, encontramos, por ejemplo, que desde septiembre de 2020 hasta julio de 2021, España sumó ocho partidos de los primeros 14 donde disparaba a puerta, de media, cada 32 pases realizados, una media muy interesante con la que lograr compatibilizar elaboración de juego con peligro concreto. Es decir, España era vertical con el balón acelerando el ritmo de su posesión, mirando siempre a puerta, algo que se traducía en los goles esperados en jugada (sin balón parado), dónde sólo en un partido acumuló menos de 1 gol esperado en juego, datos realmente altos que explicaban la fluidez, verticalidad y ritmo de la posesión española, incluyendo además un torneo de máxima exigencia, como la Euro 2021 en la que fue semifinalista.
Esta receta era clave para España porque Luis Enrique, precisamente, había concebido a la selección así, potenciando al máximo la idea grupal en detrimento de soluciones más individuales de máximo talento, como disponen selecciones como Francia, Brasil o Argentina. Así, su último gran partido se dio en las semifinales de la UEFA Nations League ante Italia, el 6 de octubre de 2021. Sus 795 pases se pudieron traducir en 1,84 goles esperadas en jugada y un tiro por cada 61 pases, datos de mérito teniendo en cuenta la entidad del rival. La derrota ante Francia supuso, de algún modo, un punto de inflexión y comienzo de declive. La posesión de España comenzó a atascarse y sólo el partido de Costa Rica se diferenció como clara excepción.

Rodri y Laporte sumaron 366 pases contra Marruecos. España sólo sumó 0,63 xG en jugada
En la tabla elaborada hemos querido destacar con un recuadro amarillo lo que ha pasado desde aquel 10 de octubre de 2021. España ha seguido dando una cantidad de pases similar, llegando a sumar, en Qatar, tres partidos de 987 pases, 1025 pases y 1041 pases, siendo especialmente significativo lo que pasó en los dos últimos. Así, en los últimos 13 partidos, España sólo ha sumado más de un gol esperado en jugada en dos de ellos, teniendo muchos problemas para generar peligro y amenaza: menos pases al área, muchos menos goles esperados en jugada, menos tiros y muy pocos centros completados (en ocho de esos 13 partidos, España completó 2, 1 o ningún centro).
Es decir, los problemas de España, los vistos en Qatar, llevaban tiempo ocurriendo, concretamente un año, tras más de cuatro a las órdenes de Luis Enrique. La agilidad, fluidez y velocidad de juego de los inicios se fue perdiendo y el bloqueo sufrido en Qatar sólo fue su continuidad.
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