En el mejor momento de la carrera de Jan Oblak, cuando llegó a ser el jugador más determinante del Atlético de Madrid, entre 2018 y 2021, cuando la defensa rojiblanca comienza a flaquear, el rendimiento del esloveno se medía por paradas, manos a mano y porterías a cero. Por el camino, el exportero del Benfica ya había mejorado el segundo punto débil más acusado, los lanzamientos de penaltis, pero no el principal: el juego con los pies. El aspecto del juego que lo alejaba de los otros porteros que competían por ser el mejor y que el Atlético de Madrid no necesitaba de él. Pero las cosas han cambiado mucho.
Desde hace tres temporadas el Atlético cambió de dibujo táctico, pasando a jugar con tres centrales y, desde la temporada pasada, construye sus posesiones de forma muy diferente, con distancias muy cortas entre los jugadores, pases cada vez más cortos y salida mucho más elaborada, sin apenas balones largos.
Desde 2014, con una distancia de pase de 19,4 metros, los de Simeone han pasado a dar pases de 15,5 metros de media en la 23/24, en los que el portero ha pasado a ser un actor más relevante, evolución que se ha reflejado en los números, temporada tras temporada. Además, de los 28,5 metros de distancia que el Atlético avanzaba por posesión en la 2014/15, mostrando una gran verticalidad, ahora sólo avanza 21 metros por posesión, lo que demuestra mucho mayor elaboración y horizontalidad.
En estos dos gráficos se refleja cómo ha ido evolucionando el rol de Oblak en el pase. En la 2015/16, el esloveno realizaba 3,43 pases a campo contrario, por los 0,90 o los 0,53 por 90′ dados en las últimas dos temporadas. Aunque son pocos los partidos jugados en esta temporada, el porcentaje de acierto en el pase, el porcentaje de pases acertados en campo propio y los pases dados a campo contrario reflejan el último paso de una evolución clara desde lo colectivo a lo individual.
El juego con.los pies ha pasado a tener una relevancia mucho mayor que hace tres años. En muy poco tiempo el juego ha cambiado mucho y cada vez más equipo utilizan al portero como la figura que desequilibra los emparejamientos del rival cuando presiona muy arriba, lo que ha hecho que den más pases que nunca, de una distancia mucho más corta y sin apenas balones en largo.
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