El Mundial de Rusia 2018 pasó a la historia por un dato tan difícil de repetirse, siendo la cita internacional de selecciones con más goles a balón parado de la historia, tanto por volumen como por porcentaje, como sencillo punto de inicio de una tendencia cada vez más asentada. Un dato que cobra aún mayor impacto si comprobamos, como haremos más adelante, el correspondiente dato de goles a balón parado del Mundial de Brasil 2014 y lo que ha ido pasando a partir de 2018.
Antes de la final, en el pasado Mundial, se contabilizaron hasta 68 goles en los 62 partidos del Mundial previos al último encuentro, mientras cinco de los seis goles en los partidos de cuartos de final y dos de los cuatro goles en las semifinales llegaron en jugadas a balón parado. La importancia de un saque de falta, de esquina o de un penalti en un Mundial ha cobrado una relevancia total, mucho más que en competiciones ligueras, así como una parecida a la que suelen verse en competiciones con formato de eliminatorias.
Y esto seguramente continúe con cifras parecidas, aunque será muy difícil igualar o superar a Rusia 2018. Esto viene siendo así por diferentes factores, siendo la participación de selecciones con menos tradición uno de ellos, alejadas de los recursos y talento de países con mucho mayor potencial y tradición, lo que lleva a estas selecciones a pasar más tiempo defendiendo e interrumpiendo el juego, concediendo más saques de esquina o faltas cerca del área, o bien también por su propia iniciativa de trabajar más esas situaciones cuando se dan a favor para equilibrar las fuerzas que los mejores equipos logran distanciar con la pelota en juego.

En este gráfico, del que hemos restado los goles de penalti para quedarnos únicamente con goles de saque de esquina y falta directa o indirecta, se ve fácilmente el enorme contraste que hubo entre Brasil 2014 (sólo 9 de los 171 goles fueron a balón parado, un 5,3%) y Rusia 2018 (43 de 169, un 25,4%), números los de este último Mundial que han tenido continuidad en fases de clasificación y competiciones internacionales por confederación (Eurocopa, Copa América, Copa África, Copa Oro).
Con los staff técnicos cada vez más profesionalizados, incluyendo perfiles muy específicos que estudian cada mínimo detalle del rival en todo tipo de jugadas, es común que en competiciones con formato de K.O. se diseñen y se potencien oportunidades cuando se saca un córner o una falta indirecta. Como gran ejemplo, Inglaterra, semifinalista del último Mundial de Rusia, sumó hasta nueve goles a balón parado, rompiendo el récord de Portugal en el Mundial de 1966.

Los de Gareth Southgate escondieron sus problemas ofensivos para proteger su área, atacar con espacio y, sobre todo, exprimir al máximo sus jugadas a balón parado, gracias a sus grandes cabeceadores (Stones o Maguire) o el extraordinario golpeo de Kieran Trippier.
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