Por diferentes que sean los pilares que sostienen las propuestas de Arsenal y Manchester City, el futuro de ambos equipos apunta en la misma dirección. Pep Guardiola y Mikel Arteta han llegado a conclusiones similares desde necesidades casi opuestas.
El soporífero empate entre ambos equipos mostró a dos entrenadores dispuestos como nunca antes a aceptar la verticalidad y el descontrol, que ya rigen con puño de hierro la Premier League. Y que tienen que convivir en este nuevo contexto.
Lo más conveniente es el momento en el que llegan estas deducciones por parte de ambos entrenadores. Quizás por el afán de anularse el uno al otro, que Arteta y Guardiola hayan coincidido en el tiempo de sus deducciones tuvo como resultado un partido terrible, en línea con los últimos encuentros entre ambos equipos, que no quedará en la memoria colectiva.
En cambio, no debería ser desechada la idea de que el partido tenga impacto considerable en el devenir de la temporada de cada uno de estos equipos.

En el Arsenal...
Arteta ha comentado en diferentes ruedas de prensa que está trabajando en adaptar la manera de jugar de su equipo para aprovecharse con mayor eficiencia de las situaciones a campo abierto y en transición que se dan tras recuperar la pelota. Adaptación que no deja de ser causa y consecuencia del trabajo que Andrea Berta, director deportivo de los gunners, realizó en verano.
Viktor Gyokeres es el icono del delantero moderno y sus características constituyen el molde de muchos de los que serán los delanteros del futuro: fuerza, potencia, verticalidad y velocidad. Decantarse por el sueco, considerando la disponibilidad y el precio de otras opciones, muestra a las claras la voluntad de Arteta de entrar en períodos de caos controlado. Ahí donde brilla Viktor Gyokeres.
En la misma línea, en Eberechi Eze y Noni Madueke, el Arsenal firmó a otros dos futbolistas adeptos del juego directo y vertical. Uno en el pase y otro en la conducción. El ex del Crystal Palace estuvo en el 15% de extremos que más pases promediaron a espaldas de la última línea rival. Por su parte, el 59.43% de las conducciones de Madueke fueron progresivas, esas que acercan la posesión del equipo al menos un 20% a la portería rival.
Los cinco primeros partidos de esta temporada ya muestran indicios fiables de esta transición hacia un juego menos combinativo y más vertical que está comenzando el Arsenal.

Lo que más destaca de todo es la caída en cuanto a Asistencias Esperadas, de 1.6 hace dos temporadas a 0.7 este año. Esto apunta hacia un Arsenal más enfocado en la generación de peligro a través de la individualidad. Las jugadas en transición suelen estar formadas por conjuntos de secuencias individuales, que no requieren de tanta combinación.
Sin embargo, Arteta todavía no está dando a torcer su brazo de manera completa. Y eso le está generando a los gunners problemas de creación de peligro, por falta de fluidez. Partiendo de la base de que la cifra de 1.19 goles esperados en jugada por partido está lejos de ser la de 1.62 que generó en la 2023/24.
En eso tiene bastante que ver su selección de futbolistas en partidos concretos: ante Manchester City y Liverpool, el mediocampo de tres lo formaron Zubimendi, Declan Rice y Merino. Futbolistas para organizar y superar la primera zona de presión, pero a los que les cuesta recibir entre líneas y con poco espacio.

Viendo el mapa de pases al último tercio del Arsenal esta temporada (solo aquellos que se originan en zonas más atrasadas) comprobamos que el Arsenal ha echado en falta un futbolista que reciba entre líneas y en el carril central.
Sin estas recepciones interiores, los rivales ya aguardan a un equipo cuya primera opción va a ser el pase hacia fuera. Eso le convierte un equipo previsible. Tal y como demostró el Manchester City, a pesar del gol tardío de Martinelli, que redujo al Arsenal a 3 remates a puerta de 16 intentos y a 1.4 xG con el 65.8% de la posesión.
El equipo de Pep Guardiola, siendo compacto entre líneas y defendiendo más cerca de su portería, consiguió alejar y desconectar a Gyokeres y a Madueke del juego de su equipo. Convenientemente, que Rice, Zubimendi y Merino aparezcan en nuestros mapa de pases prácticamente en la misma línea vertical nos muestra lo mucho que el Arsenal echó en falta algún elemento creativo entre líneas y por delante de los mediocampistas durante los primeros 51 minutos de partido para conectar con los atacantes.

Sumado a todo, que los laterales del Arsenal ante el Manchester City fuesen Riccardo Calafiori y Jurrien Timber no ayudó a que el equipo de Arteta atacase mejor. Porque son dos laterales de un corte diferente a lo que el equipo de Guardiola le estaba pidiendo al Arsenal. Ni Timber es el lateral idóneo para doblar por fuera a Madueke o a Saka, ni Calafiori es el mejor lateral de la liga recibiendo en los half-spaces para liberar las recepciones de Trossard o Martinelli abiertos en banda.
Sin embargo, el gol fue una buena muestra de lo positivo que hubiese sido para los gunners la constante aparición de un futbolista con velocidad de ejecución y verticalidad en el pase en zonas interiores. Con solo 23 pases, Eze se hizo cargo del 18% del xT (peligro esperado) del Arsenal durante el partido. Un pase picado suyo, que superó la línea defensiva del Man. City, fue lo que necesitó el Arsenal para empatar.


En el Manchester City...
Guardiola ha tomado cartas en el asunto de la verticalidad y las transiciones, que fueron las dos razones principales del mal rendimiento de su equipo la temporada pasada. De un modo diferente al de Arteta, Pep está intentando averiguar cómo su equipo puede sacar tajada de este aumento del descontrol en la liga. Guardiola ha deducido que, para poder aprovecharse del aumento general de la verticalidad, primero necesita mejorar la manera en la que su equipo se protege de ella.
Nuestra muestra está condicionada en gran manera por el partido contra el Arsenal, pero con las métricas de Arrigo, concretamente el pack de Spatial Coverage, podemos ver dos cosas.
La primera, menos significativa, es que Guardiola ha ajustado ligeramente la altura de su línea defensiva. Esta ha pasado de estar a 35.1 metros de su portería a 32.5. No es una gran diferencia, pero deja entrever que el catalán, entre doblar su apuesta y protegerse más, se ha decidido por esto último. De todas maneras, la altura de la línea defensiva del Manchester City cuando no tiene el balón sigue estando muy por encima de la media. El gran cambio del Manchester City este año no está sucediendo en este apartado, si no en otro.
El ajuste número uno de Guardiola sucede entre líneas. Sin balón, la distancia entre la línea defensiva y la línea más adelantada del Man. City ha pasado de 38.2 metros a 30.3 metros. Con balón, la distancia entre ambas líneas se ha movido de 38.8 a 29.4 metros. Tanto con balón como sin él, el City ha reducido las distancias entre líneas en al menos 8 metros y se ha vuelto un equipo más corto.

La temporada pasada el Manchester City sufrió mucho en transición porque la distancia interna del bloque era demasiado grande. La baja de Rodri exacerbó este problema. Ahora, con el español de vuelta, Guardiola ha ido un paso más allá para hacer del equipo citizen uno más compacto, que se mueva, defienda y avance más junto.
Una vez el Manchester City consiga aplicar este nuevo ajuste, tendrá que lidiar con las ramificaciones que estos cambios tengan en el apartado ofensivo. Tanto positivas como negativas.
Sigue promediando un porcentaje alto de posesión (50%), pero más bajo que el del año pasado (60%), lo que podría implicar que Guardiola esté aceptando que sus rivales tengan más el balón y en zonas más altas para que se expongan y se abran los espacios tanto entre líneas como a espaldas.

Con más espacio disponible para correr, los de Guardiola están queriendo atacar mucho más rápido que otros años una vez recuperan la pelota. A pesar de lo reducido de la muestra, la velocidad de secuencia de posesión del Manchester City está en 1.48 metros avanzados por segundo. El año pasado promedió 0.81 metros por segundo. Está avanzando casi el doble de rápido.
Avanzar más rápido suele ir de la mano con promediar menos pases por secuencia. Si nos fijamos en los cuatro remates del Manchester City ante el Arsenal, ninguna de las cuatro secuencias supera los 5 pases.

Guardiola acepta este incremento de la verticalidad y busca sacarle partido: ya ha marcado los mismos goles en situaciones de fast break (o contraataque) que el año pasado (3) y también ha generado la mitad de los xG que consiguió el año pasado de esta manera. Uno de esos goles fue el que abrió el marcador en el Emirates Stadium.
La parte negativa de ser tan vertical conlleva más momentos de precipitación (7.2 pérdidas de balón en los primeros 40 metros este año por las 4.55 de la temporada pasada) y menos momentos de posesión controlada (el número de posesiones con 10 o más pases ha bajado de 21.4 a 13.2).
El partido contra el Arsenal lo magnifica todo. Nunca antes habíamos visto a Guardiola ceder el dominio territorial de manera tan descarada. En las últimas dos temporadas,solo cuatro partidos tuvieron un dominio territorial (field tilt) del City por debajo del 50%. El empate del otro día fue el único en el que el equipo de Guardiola no superó el 30%.


Guardiola y Arteta son entrenadores obsesionados con el control. No quieren dejar nada en manos del azar. Pero el partido del domingo, aunque bajo en calidad y soporífero en entretenimiento, indica que ambos han llegado a un punto en el que empiezan a asumir que deben acercarse al caos controlado.
En medio del caos llegó la estampida de Haaland y fue del caos en la defensa citizen de quien se aprovechó Eze para asistir a Martinelli. El Manchester City con una idea (replegarse y correr) que seguro veremos de nuevo durante esta temporada. El Arsenal dando paso a la creatividad por el carril central con los desmarques de Martinelli asistidos por Eze.
La Premier League está en estado de verticalidad. Los equipos que no quieran aprovecharse de ella estarán dejando pasar una oportunidad única.
