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Laboratorio Driblab: Gilberto Mora emerge como fenómeno en la Liga MX

El día del debut de Gilberto Mora (Tuxtla Gutiérrez, 2008) ocurrieron dos cosas que la gente recordará. Primero, que Mora tenía 15 años y se subió al podio como el tercer debutante más joven de la Liga MX. Después, que con su asistencia a Jaime Álvarez en los momentos finales del encuentro puso su nombre de nuevo en la historia al convertirse en el asistente más joven de la competición. 

Yo, que asumo mi incredulidad y desconocimiento ante esta situación que relato, prefiero quedarme con el hecho de que Mora debutase con el número 251. Indagando he descubierto que a los futbolistas de las fuerzas básicas de los clubes se les asignan números muy grandes para diferenciarlos de aquellos que forman parte de la plantilla del equipo sénior y tengan un número asignado para su potencial debut. 

Hace poco más de un año...

...Gilberto Mora jugaba sus primeros minutos con los Xolos de Tijuana, capital del estado de Baja California, a un paso de los Estados Unidos. Lejos de su lugar de nacimiento, en Chiapas, al sur de México, en la frontera con Guatemala.

De estatura reducida (1.68 metros) y cuerpo delgado, de niño todavía, el chamaco Mora ha ido subiendo peldaños de dos en dos. 12 días después de su debut llegó su primer gol en la competición liguera. Por cierto, otro récord. Mora también es el goleador más joven de la Liga MX. 

En esa temporada, el campeonato apertura de 2024, el mediocentro mexicano acabaría disputando 826 minutos, el 39% de los minutos disponibles. Al campeonato apertura lo seguiría el clausura de 2025 (en México el torneo cláusula es el primero torneo del año y el apertura, el segundo), en el que Mora disputaría el 54% de los minutos.

El siguiente gran hito en la corta pero fulgurante carrera de este interior o volante ofensivo de pie diestro que parte desde la parte izquierda fue su convocatoria con la selección nacional de México. 

Mora fue llamado para disputar la Copa Oro durante este pasado verano. A pesar de no contar con minutos en la primera fase, Mora fue titular en semifinales y una asistencia suya precedió al solitario gol de Raúl Jiménez con el que El Tri pasó a la final. México ganó su 13ª Copa Oro y Mora se convirtió en el ganador más joven del torneo con 16 años y 265 días. 

Unos meses más tarde llegaron sus primeros goles en competición internacional de clubes, anotando 2 ante Los ángeles Galaxy en la Leagues Cup. 

Gil Mora, como ya se le conoce en México, es uno de los talentos más puros que ha salido del país tricolor en los últimos tiempos. Ahora mismo lo definiría como un excepcional conductor de ataques, que ya genera una onda de gravedad en sus rivales, que se olvidan del juego para caer sobre Mora.

Recientemente, el mexicano ha acompañado a Kevin Castañeda en la doble punta del 4-4-2 del Loco Abreu en Tijuana, pero Mora siempre está en una altura inferior, para conectar con la pareja de mediocentros y el volante izquierdo. Castañeda es un delantero referencia, más tradicional. 

Su mapa de calor pinta un esbozo del perfil de Mora. Un futbolista diestro e inteligente que se asocia en el perfil izquierdo y puede ver el fútbol de cara, para elegir los pases y crear el ataque a su gusto. Sin embargo, Mora no es alguien que requiera de contactos continuos. Participa menos que otros futbolistas similares a él (es el sexto mediocampista que menos pases está dando por partido en lo que llevamos de Campeonato Apertura). Este dato no deja de estar condicionado por el juego de su equipo.

Partimos de la base de que solo 4 equipos tienen menos el balón que Tijuana en la Liga MX. Cuando los Xolos tienen la posesión no muestran patrones de juego complejos y con poca frecuencia el juego del equipo pasa por las zonas favoritas de Mora. Solo 4 de 18 equipos promedian menos progresiones de balón en el último tercio (cada vez que un jugador hace avanzar el esférico diez metros o más en conducción o a través de un pase). De hecho, la principal herramienta de Tijuana para llegar al gol son los centros. El 33% de los xG que generan por partido proviene de esas situaciones. Mora, con su 1.68 de altura, no es el futbolista más beneficiado, está claro. 

También su falta de continuidad viene dictada por su juventud, Con frecuencia vemos jugadores tan jóvenes a los que les cuesta tener influencia constante en el juego. Es normal. 

A pesar de todo, esto no le impide a Mora aparecer con puntualidad inglesa. Y de crack. En los últimos 10 goles de Tijuana (sin contar penaltis), el mexicano ha contribuido directamente en 5, ya fuese marcando, asistiendo o dando la pre asistencia. 

En este gol ante Necaxa vemos cómo Mora recibe en su zona favorita, a medias entre el carril central y el izquierdo, y a partir de ahí dirige el ataque. 

Repetimos: su fútbol tiene gravedad. Es un imán de rivales y eso permite que se generen espacios, como en esta jugada. Mora atrae a dos rivales y su compañero se mueve sobre el espacio creado. 

En su conducción Mora se sirve del amague como recurso técnico para generar espacio. En la imagen de abajo vemos como Mora pasa su pierna derecha por encima del balón para venderle a su rival que va a salir hacia su pierna izquierda. Cuando el defensor pica y da un paso en falso hacia la línea de fondo, el espacio se abre entre ambos defensores y Mora puede dar el pase. 

A pesar de tener inventiva, recursos técnicos y soluciones creativas, el juego de Mora es más bien sencillo y sin alardes. Lejos de las zonas en las que puede ser diferencial no arriesga con sus pases, si bien ya hemos dicho que no es un jugador de mucho volumen de pases. En el pasado torneo Clausura solo seis mediocentros mejoraron su 89.3% de pases completados. 

Al haber jugado con frecuencia en una doble punta, aunque haciendo más cosas de mediocentro que de delantero, podríamos compararlo con los 47 puntas que jugaron al menos 450 minutos en el pasado Clausura. Con ese mismo registro de pases completados, Mora sería el delantero con mejor porcentaje de pases acertados con respecto al total de intentados y con mayor retención de balón, con un 91% de éxito (se mide como el porcentaje de veces que un jugador tiene la posesión y no la termina perdiendo). 

Nuestra herramienta de ‘Arrigo’, que combina datos de eventing con datos de tracking, nos muestra los rendimientos de un jugador tanto cuando aplica presión como cuando la recibe. En el radar de Mora en el torneo Clausura, en el que le comparamos con los demás mediocentros de la competición, podemos observar como Mora enfrenta muchas situaciones de pases bajo alta presión que completa con excelente efectividad.

El chamaco Mora completó más pases bajo presión alta que el 87% de los mediocentros del Clausura. Y solo 7 mediocentros lo hicieron con mayor efectividad que Mora (90.4% de éxito). En las zonas en las que recibe Mora los defensores muestran mayor predisposición a la presión agresiva y cercana porque son situaciones de peligro real en zonas decisivas. Pero Mora escapa con facilidad. 

Una vez sale de esas situaciones de alta presión, la manera en la que reparte sus pases incide en mi visión de Mora como excelso conductor de ataques: de sus 28.3 pases por partido, 13.7 tuvieron como receptor a un futbolista ubicado en el último tercio. Sin embargo, de Mora valoramos principalmente su capacidad de tirar el desmarque de apoyo y acercarse al juego para llevar el balón al último tercio sin estar ya en él. De sus 146 pases al tercio final, Mora envió 30 desde fuera de esa zona. El hilo perfecto de unión.

Un ejemplo de esto es su gol ante Pachuca, no por el gol sino por lo que hace antes. Primero recibe muy abajo, en el primer tercio de campo tras un despeje defensivo, pero su primer pensamiento es positivo: empezar el ataque.

Para ello, conduce hacia su zona favorita y con el exterior pone en velocidad a su volante izquierdo. 

Luego la jugada continúa y él va ocupando los espacios libres que deja una defensa que bascula hacia el lado donde está el balón. Otro aspecto positivo de Mora es que nunca se desconecta de la jugada. En algunas ocasiones porque su pase viene acompañado de un movimiento de apoyo para ofrecerle una combinación a su compañero. En otras, como en la jugada anterior, porque el no desconectarse le permite llegar a zonas de remate para marcar. 

Mora interpreta de manera excelente los espacios. Sin balón pero sobre todo con balón. Controla todo lo que sucede a su alrededor, tiene sensibilidad para detectar quién se mueve y hacia dónde. Esto nos da pie a hablar de la que es ahora mismo su mejor cualidad… la conducción del balón. 

Es su mejor cualidad y su principal argumento de nivel superior. En el pasado clausura, el 88% de los mediocentros no superaron las 7.34 conducciones de Mora. Fue el 11º mediocentro que más promedio, lo cual nos habla de un rendimiento en términos de cantidad muy por encima de la media. Aún así, siempre hay que ver cómo son esas conducciones.

Las de Mora son positivas. Buscan hacer avanzar a su equipo. De sus 7.34 conducciones por partido, el 55% de ellas (es decir, 4.04) fueron progresivas. En Driblab definimos una conducción progresiva como aquella que acerca la posesión del equipo a la portería rival en al menos un 20%. Entonces, Mora consigue acercar a su equipo a la portería rival un 20% en casi 6 de cada 10 conducciones. 

Lo mejor de todo es que la enorme mayoría de sus traslados de balón ocurren en las zonas calientes: principalmente en campo rival. 

La duda surge cuando nos fijamos en su tamaño. Para ser un futbolista tan diminuto, Mora tiene una efectividad chocante cuando conduce. A mi parecer, esto se debe a tres motivos: el primero es que el chamaco Mora posee una primera arrancada (los metros iniciales) súper enérgica y potente; el segundo, su uso de los brazos para alejar a los rivales del balón; el tercero, la habilidad de reconocer todo lo que pasa a su alrededor. 

Si echamos mano de nuestra herramienta de ‘Arrigo’, vamos un paso más allá. ‘Arrigo’ nos permite saber cómo supera Mora a sus rivales. Hemos hablado de que su capacidad pasadora se limita a la seguridad, pero sus conducciones le añaden imprevisibilidad y peligro al juego del mexicano. 

Solo 10 mediocentros en el torneo Clausura promediaron más conducciones que superasen a rivales por partido. El 24% de los traslados que promedió Mora (1.82) fueron conducciones que superaron a futbolistas rivales. De media, Mora deja atrás a 2.59 rivales por partido y se sitúa por encima de la media en este apartado. 

Además, nuestra herramienta nos muestra cómo Mora saca partido de su movimiento, recibiendo más pases en espacio que el 82% de los mediocentros de su liga. Driblab define pases en espacio como aquellos pases que se reciben en campo rival y en los que no hay un defensor en los siguientes 5 metros en dirección a la portería. 

En este clip se condensa todo lo que hemos hablado. Primero, Mora se busca el espacio para recibir. Después, amaga con que va a retroceder para que sus rivales den un paso en falso. Tercero, mientras arranca con sus primeros metros potentes mira a su compañero en banda derecha como posible receptor de pase. Cuarto, cuando el defensa da un paso a su izquierda, Mora se cuela por el espacio que se abre. 

Gilberto Mora es uno de los proyectos de futbolista más potente que ha salido de México en la última década. A pesar de los hitos conseguidos y de su vislumbrante potencial, el chamaco no sería chamaco si no tuviese 16 años. Tiene que crecer tanto física como futbolísticamente. Pero es un talento que tenía que pasar por el laboratorio de Driblab. 

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