La Copa del Mundo de fútbol, además de representar el mayor evento futbolístico existente, siempre ha tenido la cualidad y singularidad de provocar cambios tácticos y tendencias estilísticas con enorme impacto. En este sentido, desde que la Argentina de Carlos Bilardo y la Alemania de Franz Beckenbauer, finalista y campeón en Italia’ 90, compitieran con un sistema de tres centrales y dos carrileros (3-5-2, sin extremos), este dibujo había tenido una importancia mucho más residual tras la aparición de las ideas de Arrigo Sacchi y Johan Cruyff, el italiano con su defensa zonal en línea de cuatro (el clásico 4-4-2), y el holandés con la permanente utilización de extremos abiertos.
Dos décadas más tarde fue otro italiano, Antonio Conte, quien a partir de su llegada a la Juventus de Turín, en 2011, instauró y popularizó el sistema de tres centrales. El técnico de Lecce no sólo inició su carrera en la élite con este sistema, sino que lo trasladó a todos sus equipos , desde la selección ‘azzurra’ y el Chelsea en Inglaterra, donde nadie lo utilizaba, hasta su actual Inter de Milan en Italia, país donde, una década después, hasta diez equipos utilizan la defensa de tres centrales en alguna de sus variantes (3-5-2, 3-4-1-2, 3-4-2-1), una tendencia muy asentada en el último lustro: en la temporada 2020-21, diez equipos en la Serie A, diez en la Bundesliga, siete en la Ligue 1, cinco en La Liga y cinco en Premier League han construido sus proyectos con el 3-5-2 o sus variantes como sistema predominante.
Este dibujo de tres centrales, que ya es cultura en equipos como la Atalanta de Gian Piero Gasperini, el Sheffield United de Chris Wilder o en entrenadores que lo han asimilado dentro de su modelo de juego, como Jorge Sampaoli o Pablo Machín, han entendido que la salida de balón con tres centrales ante las presiones más adelantadas generaba una ventaja con la pelota, así como otra añadida pudiendo defender con un hombre más en su propia área. Esta corriente táctica, entre otras particularidades, ha permitido que la figura del carrilero haya cobrado aún más importancia y haya diferenciado su rol con respecto al lateral o el extremo. Un híbrido que se desenvuelve y rinde de diferente forma y bajo diferentes parámetros.
Como consultoría que ayuda a detectar talento y analizar el rendimiento, en Driblab entendemos que diferenciar minutos entre lateral y carrilero es muy importante, una vez este sistema forma parte fundamental de las corrientes tácticas que imperan en el fútbol de máximo nivel. En nuestras métricas y radares separamos los minutos jugados como carrilero de los jugados como lateral, diferenciando el rendimiento de un jugador bajo un sistema u otro, favoreciendo que los equipos que utilizan este sistema de forma estructural puedan tener información y análisis detallados del rendimiento de un jugador que actúa en linea de cuatro como lateral o en línea de cinco como carrilero.
Nuestro modelo estadístico de análisis de datos en fútbol es capaz de detectar qué rasgos hacen diferente a un jugador dentro de uno u otro sistema. Por ejemplo, un caso especialmente paradigmático esta temporada es el de Javi Galán en la SD Huesca, lateral y carrilero que más regatea de las cinco grandes ligas europeas. Resulta interesante comprobar cómo sus virtudes en el uno contra uno y su calidad técnica aumentan cuando juega de carrilero, elevando hasta casi un regate más por partido cuando juega más liberado como carrilero (3.92 por partido, por 3.01 como lateral) y cuenta con tres centrales respaldando su iniciativa con la pelota.
En este sistema, el rol del jugador y también sus características cambian. La posibilidad de liberar al futbolista de tareas defensivas y de un retorno defensivo constante, enfocándolo en profundizar y crear ocasiones, ha otorgado un valor añadido al talento de jugadores como Achraf Hakimi o a extremos de origen como Hudson-Odoi en el Chelsea de Tuchel; también a brillar aún más en ataque, como le ocurrió a Jesús Navas en la 17-18 junto a Pablo Machín o a Kieran Trippier en el renovado Atlético de Madrid actual, de tres centrales. En las últimas temporadas, encontramos también ejemplos interesantes en Raphael Guerreiro, Pedro Porro o Sergiño Dest.
El jugador portugués alternó constantemente su posición como lateral y como carrilero en los dibujos utilizados por Lucien Favre, pudiéndose comprobar como su rendimiento difería de un rol a otro, teniendo más relevancia en la construcción del juego y en las ocasiones creadas cuando jugaba más adelantado, como carrilero.
Por su parte, el caso de Pedro Porro es uno de los más evidentes. Entre su temporada 2019-2020 en el Valladolid, jugando en línea de cuatro y su año fantástico en el líder de la liga portuguesa, el Sporting CP, ya como carrilero, posición que desempeñó en el Girona 17-18, el jugador español ha podido ser mucho más profundo y aprovechar su potencia, mejorando en prácticamente todas las métricas presentes en el radar. Esta diferenciación permite a los clubes diferenciar y tener en cuenta cómo juega el futbolista dependiendo del sistema utilizado.
Sergiño Dest, el último en beneficiarse
Por último, la adaptación de Sergiño Dest a la liga española y a la exigencia de un club como el FC Barcelona se ha visto muy mejorada cuando Ronald Koeman cambió el sistema y comenzó a jugar con tres centrales, adelantando a Sergiño Dest hasta la posición de extremo largo, logrando que el estadounidense aumentará considerablemente sus estadísticas en ocasiones generados y centros completados.
Somos Driblab, una consultoría especializada en el análisis estadístico de jugadores y equipos; nuestra labor se centra en asesorar y minimizar el riesgo en la toma de decisiones en el fútbol profesional en áreas relacionadas con la detección de talento y evaluación de perfiles. Nuestra base de datos cuenta con más de 180.000 jugadores de más de 180 competiciones, abarcando así información de todo el fútbol mundial. Aquí puedes conocer mejor cómo trabajamos y qué ofrecemos.
